ASI HUELO Y SABOREO LA VIDA

ASI HUELO Y SABOREO LA VIDA

ASI HUELO LA Y SABOREO A LA VIDA

Anosmia, así se llama a la perdida absoluta de olfato, es una de las secuelas tras mi enfermedad neurológica, ya os conté que fue una Meningoencegalitis en en 2.020, la cual me afecto en muchas cosas, provocándome discapacidades, las cuales son invisibles, es decir, no se ven exteriormente. Esta publicación es hablando de una de  ellas, la Anosmia. Vivo sin olfato. pero mi corazón puede oler la vida. No puedo oler nada de la vida, mi olfato esta absolutamente perdido, igual que tengo ageusia,  perdida absoluta del gusto, pues esos dos sentidos los perdí absolutamente tras llegar a mi vida la enfermedad. Perdí absolutamente el olfato y el gusto, no siento el sabor ni el olor, sea lo que sea, igual que mis papilas también están dañadas, tanto al comer como al beber siento escozor en mi lengua, parecido a cuando algo te quema y luego se va apagando.

Aprender a vivir sin mi olfato y gusto fue doloroso, no solo por el dolor en mis papilas, sino por el dolor sentimental, duele no oler la vida, El olfato esta unido al sentimiento, siempre tuve un olfato muy desarrollado, con los ojos cerrados, por el olor podía percibir muchas cosas de mi vida, me encantaba oler la vida, mi sentimiento era parte de mi olor. Vivir sin olfato también es peligroso ya que es el que nos ayuda a percibir peligros que no alcanzan la vista. Aprender a vivir sin gusto no fue fácil; en aquella época muchas personas, había perdido ambos sentidos por el COVID, pero lo mío era diferente, muchos me decían, “yo lo he recuperado, tú lo recuperaras”, y yo les decía, de una manera que entendiera “lo mío es diferente, alguien que se parte una pierna, se recupera, el que se le cortan no, esto es así” y así fue. Al principio tenia esperanza de recuperarme, estábamos en época de COVID y se escuchaba de muchas personas que lo habían perdido y se habían recuperado, pero con el paso del tiempo, de los años, y de una explicación de mis especialistas y por mi misma, lo entendí y acepte, nunca más olería a la vida.

No sabéis que bonito es algo tan simple como es oler la vida, igual que disfrutar al alimentarnos, teniendo hambre y sed, lo que yo nunca tengo. Fue difícil acostumbrarme a ello, por lo que os digo de sentimiento y por aprender a alimentarme, sin tener ganas. Al principio, al no notar nunca, hambre ni sed, era difícil, se me bajaba la tensión, gracias a profesionales, descubrieron de que era, mi cerebro tenía muerto esa área de sentir a través del olfato y gusto, por ello no me hacía despertar esa necesidad de sed en mi cuerpo, fue ahí donde aprendí que nuestro cuerpo necesita beber de dos a tres litros diario y desde entonces así reparto mi agua, aunque no tenga esa necesidad, puse mi orden en él y comencé a hacerlo de la manera correcta, alimentándome perfectamente. Es increíble el no notar nunca tener sed, quien me conoce de siempre sabe que el agua era parte de ir siempre conmigo porque lo necesitaba, mi cuerpo, lo pedía, ahora, de alguna manera, se lo pido yo a el, ya que quiero vivir.

Hecho tanto de menos oler la vida, a los míos, a la tierra, a la naturaleza, al mundo, a mi cuerpo. Sumado a vivir sin hambre, ni sed, alimentando a mi cuerpo por estar viva y sintiendo dolor en mis papilas cada vez que me alimento, por mi parestesia, os puedo decir que es doloroso, pero lo tengo asimilado, para mí, aunque me duela, sé que nunca me voy a rendir, porque amo a la vida, quiero vivir y tengo a mi «olfato sentimental».

Mi sano sentimiento hace que mi corazón pueda «oler la vida» aunque mi olfato no y que mi cuerpo se alimente aunque no tenga hambre, que importante y que suerte es tener amor a la vida, a vivir, nos hace hacer cosas que jamás creemos que podríamos hacer o vivir con ellas. Aprender a vivir, todo de nuevo, no sólo vivir sin olfato, ni gusto, sino vivir con todas mis duras secuelas de salud, junto a todos los cambios en mi vida y la de los míos, no fue, ni es,  fácil, pero es increíble como día tras día, en cada segundo, me nacen y creen de una manera cada vez más grande, mis ganas de vivir.

Vivir con olfato y gusto por el «sentimiento a la vida es maravilloso» es lo que me mantiene llevar esa perdida con amor. Valora vivir con olfato y gusto y sin dolor, valora poder saborear a la vida, para mí, este daño es de los más fáciles, comparada con mis otras complicadas secuelas, pero ante todo, valoro mil poder vivir la vida. Valora vivir sano por favor, compañeros/as, igual que yo, valoran vivir con graves cosas, porque sabemos más que nunca, que la vida merece la pena vivirla, amarla y aunque tenga dolor, tiene lo que siempre gana, el amor. Valora lo que tienes, no le des vueltas a lo que pierdes día tras día, ayúdate a ti mismo/a y aprende que ese dolor también te puede traer cosas buenas, como son aprender a valorar vivir y descubrir del amor incondicional de la vida.

VIVAMOS OLIENDO Y  SABOREANDO CON EL CORAZÓN

¡Gracias!

𝓔𝓼𝓽𝓮𝓻𝓢𝓲𝓷𝓗

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